- El Gobierno de Zacatecas y el Instituto Zacatecano de Cultura conminan a enaltecer y mantener vigente su obra literaria, a través de su lectura
Zacatecas, Zac.- “Poco antes de cumplir cinco años, Amparo Dávila y su hermano enfermaron. Sólo ella sobrevivió, y la vida en su casa cambió para siempre: su madre no se recuperó y su padre comenzó a ausentarse más y más. “Amparo se reconcentró en su tristeza y se dedicó a ver pasar por la ventana a los muertos que de las poblaciones cercanas llevaban a enterrar a su natal Pinos, Zacatecas (…) Cuando por su mirador no cruzaban ni vivos ni muertos, la niña se los procuraba en la biblioteca de su casa”. Así introdujo la entonces Presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, a propósito de la primera edición de Poesía reunida (2011), de la cuentista y poeta zacatecana, Amparo Dávila, obra editada por el Fondo de Cultura Económica. En aquel texto de presentación se percibe que las letras irrumpieron de manera muy temprana en la vida de Amparo y, con un incansable trabajo que nunca detuvo, se despidió este sábado 18 de abril de 2020, cuando fue anunciado su deceso, pasado el mediodía. El nombre de Amparo Dávila, quien nació el 21 de febrero de 1928, en Pinos, Zacatecas, se inscribe en una lista de ilustres zacatecanos, cuyas aportaciones son invaluables en el ámbito cultural, para el pueblo de México y el mundo. Realizó sus estudios en San Luís Potosí. En 1950 publicó Salmos bajo la luna, al que siguieron Meditaciones a la orilla del sueño y Perfil de soledades. En la ciudad de México continuó su formación universitaria, y allí se convirtió en la secretaria de Alfonso Reyes. Fue esposa del pintor Pedro Coronel, con quien tuvo dos hijas. En 1959 apareció su libro de cuentos Tiempo destrozado, y en 1964 Música concreta. En 1966 obtuvo una beca del Centro Mexicano de Escritores. Su siguiente obra, Árboles petrificados fue fruto de esa experiencia y en 1977 le valió el premio Xavier Villaurrutia, según datos extraídos del portal escritores.org. Hace menos de un mes, el lunes 23 de marzo, la Universidad de Guanajuato emitía un comunicado anunciando que Amparo Dávila recibiría el premio literario Jorge Ibargüengoitia, instaurado en el 2018 en memoria del célebre autor guanajuatense, debido a su destacada trayectoria dentro del cuento. En el marco de celebración de sus 90 años de vida, el Premio Bellas Artes de Cuento, creado en 1975, fue renombrado como “Amparo Dávila”; allí, en la sala que lleva el nombre de su coterráneo Manuel M. Ponce, la escritora profirió: “He vivido la literatura como una parte de mí misma, con una necesidad inherente a mi persona”. El Gobierno de Zacatecas, a través del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) “Ramón López Velarde”, lamenta con profunda pena el deceso de quien fuera decana del cuento fantástico en México, y conmina a enaltecer y mantener vigente su obra, a través de su lectura.