En el país existe una gran desigualdad y pobreza que afecta a la mayoría de mexicanos a pesar de la política de entrega de ayuda monetaria que implementó el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La semana pasada el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que en México el porcentaje de ciudadanos en situación de pobreza pasó de 41.9% a 43.9% entre 2018 y 2020, estamos hablando que de 51.9 millones que había en 2018, pasaron a 55.7 en 2020, es decir, tenemos ya con la 4t, 3.8 millones de mexicanos más en condición de pobreza.
Según las mismas estimaciones la pobreza extrema con López Obrador en el gobierno, pasó del 7 al 8.5% entre 2018 y 2020, un incremento de 2.1 millones de mexicanos más, cantidades que no son aceptadas por el presidente que antepone siempre su visión triunfalista a la realidad.
En resumen, el Coneval identificó que 55.7 millones de mexicanos se encuentran en pobreza, sin embargo, en entrevista con el Canal6tv, Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México aseguró en 2020 que la cifra real de mexicanos en pobreza ascendió a 96.6 millones.
Con los datos analizados y con lo que se puede observar en el día a día, se deduce que el incremento en la pobreza tiene que ver en buena medida, con la grave crisis económica por la pandemia de Covid-19 provocando el desempleo, aumento del ambulantaje, en los semáforos de la ciudad se multiplican limpia parabrisas y malabaristas, mientras que otras personas se dedican a reciclar latas, PET o cartón con tal de asegurar un ingreso económico para su familia.
¿Y ante esta problemática qué se debe hacer? Los Antorchistas consideramos que los grandes cambios que requiere México no pueden derivarse de ocurrencias o de la creencia de que el problema principal de este país es la corrupción y que se pueden eliminar por decreto y para eso hemos planteado un modelo resumido en cuatro puntos:
1. Generación de empleo para todos los mexicanos que quieran trabajar; 2. Que los salarios recibidos por los trabajadores sean remuneradores; es decir, que alcancen para satisfacer las necesidades de los mexicanos; 3. Para que el Estado se haga de recursos se propone una reforma fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos quienes tengan más dinero; y 4. De lo recaudado se requiere una reorientación del gasto social, de manera que se beneficie a las clases más desprotegidas, pero no dándoles dinero en efectivo o limosnas oficiales, sino, por el contrario, dirigiéndolos a obras y servicios que beneficien al pueblo.