Las zacatecanas despertamos. Nos hemos unido en una sola voz en favor de los derechos humanos de quienes integramos la mitad de la población del mundo.

Cada una desde su trinchera, con sus creencias personales, a sus posibilidades, con limitaciones, pero con una convicción inquebrantable, nos manifestamos abiertamente para exigir que se garanticen nuestros derechos y que ascendamos a las esferas donde se toman las decisiones, para que nuestros puntos de vista sean tomados en cuenta…Para que el mundo se transforme.

Me siento orgullosa de la movilización que realizamos el 8 de marzo en México para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Pero lo estoy más, porque vi que en Zacatecas la participación alcanzó índices no vistos en años anteriores. La mayoría fueron jóvenes, que cansadas de la desigualdad, inseguridad, discriminación, estereotipos y falta de oportunidades salieron a decir ¡ya basta!, ¡si tocan a una respondemos todas! ¡ni una más! Y ¡ni una menos!

¡Cómo no vamos a estar cansadas si cada día en México se asesinan a 10 mujeres! ¡Y una de cada dos mexicanas ha sufrido un episodio de violencia en su vida!

En el ámbito local la situación de inseguridad para las zacatecanas es gravísima. El estado ocupa los deshonrosos primeros lugares en feminicidios y asesinatos dolosos de mujeres. Los que, claro, la mayoría queda en la impunidad y las y los huérfanos en el desamparo o a cargo de familiares.

Además, nuestra capital está en el tercer lugar del raking de las ciudades más violentas del mundo; y Fresnillo encabeza la lista de los municipios con mayor percepción de inseguridad de México y está en los primeros lugares del país por el número de homicidios dolosos.

Los desplazamientos forzados a causa de la disputa entre cárteles ubican a Zacatecas entre el grupo que tiene los mayores problemas. Esto nos lleva a reflexionar sobre las niñas y mujeres rurales que tuvieron que dejar sus hogares, su historia, sus tierras y a las que la delincuencia arrebató a un ser querido: esposo, hijo, hija, padre y hermanos.

Actualmente las mujeres somos víctimas de las inexplicables decisiones del Estado Mexicano, bajo la batuta del morenista Andrés Manuel López Obrador, que desapareció programas que nos beneficiaban, como las instancias infantiles, el fideicomiso para apoyar a las mujeres maltratadas, los refugios para las mujeres violentadas, los apoyos para atender el cáncer de mama y las escuelas de tiempo completo.

Fue este gobierno federal, con la comparsa de los diputados del bloque oficialista, que disminuyó en 75 por ciento el presupuesto del Instituto Nacional de las Mujeres para el presente año, lo que prácticamente significa su desaparición por la falta de recursos para operar en favor de las mexicanas.

Ante ese panorama de omisión oficial, discriminación, exclusión social, carencia de servicios de salud e inseguridad que todos los días parecemos las mujeres, en el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional estamos comprometidos con legislar en favor de las mexicanas. Y en lo personal soy convencida de que debemos impulsar el desarrollo de las mujeres, porque sólo en la igualdad podremos construir un mejor país.