Propone Femat la creación del Banco del Migrante y de un atlas de potencialidades, para comenzar a generar valor agregado en todos los sectores estratégicos de la economía nacional.
Alfredo Femat Bañuelos, candidato a la reelección por el tercer distrito federal en Zacatecas por la coalición Seguimos Haciendo Historia, expuso que, hoy más que nunca, ante la sequía que se vivió el año pasado y lo que se prevé para este 2024, el campo zacatecano requiere ser rescatado con urgencia.
Este domingo, acompañado de su suplente, el líder campesino Fernando Galván Martínez, el abanderado de Morena, Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), visitó las comunidades de Emiliano Zapata (mejor conocida como Morones), La Florida y Los Márquez, todas ellas pertenecientes al municipio de Río Grande.
Desde la comunidad de Morones, ratificó su compromiso con el sector campesino y con los productores de granos básicos, especialmente con los productores de frijol.
Dijo que no basta que se establezca un precio de garantía si no se le apuesta a impulsar desde el Estado una agroindustria que genere valor agregado. “Necesitamos comenzar a apostarle desde el Estado a un proyecto integral que transforme los productos del campo y dé mayor beneficio a Zacatecas”.
Por otra parte, Femat propuso la creación del Banco del Migrante y de un atlas de potencialidades para comenzar a generar valor agregado en todos los sectores estratégicos de la economía nacional.
“Necesitamos comenzar por identificar las potencialidades que tiene cada región de este país para que con el poco recurso que se tiene a nivel gubernamental se impulsen una serie de proyectos estratégicos que promuevan los encadenamientos productivos a nivel intersectorial, solo así lograremos fortalecer al mercado interno que tanto nos hace falta en todos los territorios de México”, subrayó Femat Bañuelos.
En este sentido, recordó que dentro de la crisis económica de 2007-2008 el papel del sector agroalimentario sufrió diversas modificaciones entre las que destacan la inusitada alza de precios en los productos del campo debido a la pérdida del control que había ejercido Estados Unidos en el mercado desde mediados de la década de los años setenta. “Lo que generó que los alimentos y materias primas se convirtieran en objetos de especulación. Así como también, un desabasto de alimentos en los países altamente dependientes de las importaciones”.
Todos estos factores, agregó Femat Bañuelos, forman parte del fenómeno de la crisis alimentaria, la cual modificó algunos de los papeles de las naciones en el ámbito económico mundial, pues las emergentes economías de Asia y la India robaron protagonismo. Sin embargo, los países subdesarrollados no salvaron tan hábilmente los desafíos que este nuevo orden económico.
Dijo que en el caso de México las políticas agroalimentarias se encargaron de perpetuar los rancios modelos arrastrados por más de treinta años, con los que de una u otra forma dejaron al campo prácticamente desprotegido.
“En un estado deplorable en el que la brecha de desigualdad entre los pequeños y medianos productores, y los grandes empresarios es cada vez mayor. Las medidas tomadas por el gobierno ante las fluctuaciones de la economía mundial se quedan en mero discurso político”, punteo Femat Bañuelos.
Dijo que la salida a esto para los países dependientes como México sería apostar al robustecimiento de la producción interna de granos básicos mediante políticas de apoyo real y equitativo a los productores, así como impulsar programas de protección de los cultivos.