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Coronavirus: cómo identificar la fatiga por pandemia y tratar de combatirla

A medida que la crisis sanitaria se alarga, es más difícil mantener tu compromiso con las medidas necesarias para hacerle frente. Estas estrategias pueden ayudarnos a sobrellevar el cansancio

A medida que la pandemia se prolonga, seguir las pautas para la prevención de covid-19 puede parecer un desafío cada vez mayor.

Este tipo de cansancio no es exclusivo de las precauciones por la pandemia, como mantener el distanciamiento social, ponerse la mascarilla y lavarse las manos.

Todo tipo de cambios de comportamiento relacionados con la salud -como aumentar la actividad física, comer de forma sana y reducir el consumo de tabaco- provocan una recaída en al menos la mitad de las personas en un plazo de seis meses.

Piensa en cómo era principios de abril. En la mayor parte de Estados Unidos había órdenes para quedarse en casa. La ciudad de Nueva York experimentaba cerca de 1.000 muertes por coronavirus al día y nuevos casos de esta entonces desconocida enfermedad aparecían por todo el país.

El temor al coronavirus hacía que la población pidiera sus compras básicas a domicilio o se apresurara a comprar en las tiendas lo más rápido posible, evitando a la gente. Cuando llegaban a casa, limpiaban los comestibles, se lavaban las manos vigorosamente e incluso se duchaban y se cambiaban de ropa. La gente se acostumbró a quedarse en casa.

Hoy en día, todavía no hay cura o una vacuna para el coronavirus y las cifras de infección están aumentando. Casi 250.000 americanos han muerto por la covid-19 y el riesgo de contagio permanece. Ahora es el momento de fortalecer la determinación y entregarse de nuevo a las medidas de prevención.

Pero en EE.UU. cada vez menos gente siente ese miedo que desencadenó todas esas acciones destinadas a evitar los gérmenes en la primavera. ¿Por qué?

Como especialista en temas de salud pública que investiga los comportamientos en torno a esta cuestión, sé que hay varias razones psicológicas por las que la fatiga se instala.

Y por suerte, la evidencia científica también sugiere algunas tácticas para ayudarte a permanecer a salvo y proteger tu salud mental y tu bienestar.

¿Cuán malo es realmente?

Una explicación de por qué nos bajamos del carro de la prevención se reduce a dos importantes predictores de las conductas respecto a la salud.

Uno es la susceptibilidad percibida: ¿cuán probable crees que es contraer una enfermedad?

La segunda es la percepción de la gravedad: si la contraes, ¿qué tan grave crees que será?

Ha habido millones de casos de coronavirus en EE.UU. Pero todas esas personas todavía suman menos del 3% de la población total del país. Dependiendo de donde vivas, puede que conozcas sólo a unos pocos que hayan contraído la enfermedad, aunque las cifras a nivel nacional sean altas. Esto puede reducir la susceptibilidad percibida.

A medida que los médicos han aprendido más sobre el coronavirus y los métodos de tratamiento han mejorado, la tasa de mortalidad en los EEUU también ha ido disminuyendo.

En mayo, el 6% de los casos diagnosticados resultaron mortales, mientras que menos del 3% lo son hoy en día. Esta mejora puede reducir la gravedad percibida.

Los ciudadanos miran tendencias como estas y se dejan llevar por la creencia de que no están tan expuestos a la covid-19 o que la gravedad de la enfermedad no es tan mala. Después de todo, uno podría razonar, han pasado ocho meses y no me he enfermado.

Todos los demás lo están haciendo

Las normas sociales son reglas no escritas sobre cómo se supone que tienes que comportarte en sociedad.

Mientras que las normas sociales se pueden comunicar de muchas maneras, uno de los principales caminos es a través del aprendizaje observacional. ¿Cómo se comportan otros como tú en situaciones similares?

Observarlos te proporciona una hoja de ruta para tu propio comportamiento.


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