Opinión de Christian A. Martínez
Quiero empezar esta colaboración dando la definición y contexto sobre el cuál se desglosan los comentarios:
La revocación de mandato o elecciones revocatorias son procedimientos legales mediante los cuales los votantes pueden determinar la permanencia o no de una persona en un cargo electo por el voto popular, puede ser por votación directa, recolección de firmas o una mezcla de las dos.
Cito: “A través de este procedimiento los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le ha conferido a una autoridad electa, como presidente, un representante de distrito ante una asamblea legislativa, gobernador o alcalde, cuyo fundamento sería el principio de la libertad política de los ciudadanos a elegir y deponer a sus gobernantes en una democracia representativa. Es un mecanismo de interrupción o término anticipados del mandato popular.
Al respecto surgió una batalla declarada por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) contra el Instituto Nacional Electoral, órgano autónomo que no se ha regido bajo la consigna de monopolizar el poder público. En una de sus mañaneras, López Obrador dijo que su gobierno sería como el dicho popular: “bueno, bonito y barato”, sin voltear a ver el fango en el que se hunde la nación.
La respuesta desde la cuenta oficial de twitter del INE, que merece la pena citar fue en el mismo sentido y estilo, pero muestra con contundencia que no están dispuestos al sometimiento de quienes hoy nos gobiernan, dejando en claro que no todo se pintó de guinda: “El INE presentó “Al Chipotle”, en referencia a la frase mexicana “al chile “que significa “a decir verdad”. (Forbes.com.mx).
La caricatura que presenta el INE desde su cuenta oficial exclama lo siguiente: “Apoco se creyeron eso de que el INE es el instituto electoral más caro de América Latina? El INE, además de organizar elecciones, emite credenciales aquí y en el extranjero, capacita a personas para que integren las casillas, fiscaliza ingresos y gastos de partidos políticos, administra tiempos en radio y televisión, además promueve la educación cívica y la participación”. Bien por el INE, aunque es necesario reorientar la opinión con respecto al encabezado. ¿Verdaderamente vale la pena la revocación de mandato? ¿Es eso lo que quieren los mexicanos sedientos de respaldo gubernamental ante tal crisis que se padece en la actualidad?
Vamos a los datos concretos de éste tan apresurado proceso que tanto le urge a AMLO y a su séquito hambriento del erario nacional para causas personales pues tendría un gasto de 3 mil 830 millones de pesos (mdp) para el proceso de revocación.
A continuación hago el desglose respectivo para demostrar los gastos innecesarios:
· Al menos 27. 2 mdp., se usan para campañas de difusión para llamar a participar a 92. 4 millones de personas.
· Mil 212.3 mdp son para la contratación de 32 mil 451 capacitadores electorales; además de 5 mil 450 supervisores, personal técnico para visitar a 12 millones de personas sorteadas y capacitar a 807 mil 450 personas funcionarias de casilla.
· Para la operación de campo se necesitan 573 millones de pesos.
· Para monitoreo de propaganda y encuestas en medios impresos de todo el país: 3.3 mdp.
· Impresión de lista nominal de electores, el Sistema de Conteo Rápido y la participación de mexicanos en el extranjero: 31.8 mdp.
· Atención a visitantes extranjeros, observadores electorales: 1.7 mdp
· Desarrollo de 20 sistemas de capacitación y organización: 4.1 mdp.
· Verificación de firmas para la revocación de mandato: 3.1 mdp. (Fuente INE.com.mx)
Estoy seguro que después de conocer estos datos también les surgen bastantes preguntas.
En lugar de invertir todo este dinero en otro de los artilugios del presidente, ¿no es más conveniente invertir en infraestructura educativa que falta en comunidades? ¿O en dotar de internet gratuito a estudiantes pobres dado que es necesario para educarse?
Hay poblados del estado de Zacatecas donde las casas de salud no tienen ni siquiera pastillas tan elementales como paracetamol, naproxeno o Losartán para curar a la población y han preferido usarlas de bodega ante la falta de medicamentos. No imaginemos pues si alguno de ellos entra en gravedad por la nueva cepa de coronavirus u otros males de gravedad.
Con todo lo mencionado arriba queda claro que a nuestro gobierno federal le interesa más la continuidad de su ineficaz gobierno que el bienestar de la ciudadanía. Ya se demostró que estos ejercicios de nada sirven, tal como pasó con la consulta para enjuiciar por corrupción a expresidentes. Supongamos que se realice tal consulta. ¿Quién dará el veredicto final si quien lo tiene que dar es el enjuiciado?
Hoy necesitamos terminar con urgencia tales anomalías porque al final quien paga los platos rotos, es el pueblo pobre de México que anhela un cambio profundo en la forma de gobierno y no más caprichos y derroche de recursos por parte del presidente. Por ende, es que urge la organización y educación de las masas populares para que no se dejen engañar por los discursos de austeridad que a diario se escuchan. Al tiempo.